#60 Un cuento traducido al búlgaro

Comparte esto, por favor
un cuento traducido al búlgaro
Circus, de Marc Chagall

Comparto con vosotros la noticia de que uno de mis cuentos, «Mendel de la calle Market», ha sido traducido al búlgaro por Rossi Nik Vas, una escritora que está colaborando con sus escritos en Narrativa Breve. Hace poco me pidió un cuento para traducirlo a su lengua materna y publicarlo en una revista online búlgara. Aquí podéis leer (si podéis) el cuento traducido al búlgaro.

Como lo desconozco todo sobre el idioma búlgaro, le he pedido a Rossi Nik Vas que me dé algunas pistas sobre el idioma búlgaro, que comento en este podcast.

Reproduzco el cuento en su versión original, por si queréis leerlo. El libro en el que fue publicado, Siete minutos, está disponible en Amazon.


 

Mendel, de la calle Market (cuento)

Mendel, el pintor que vivía en la calle Market, había convencido a un amigo labriego, viejo y achacoso como él, para que le cortara la oreja izquierda. Mendel era sordo de ese oído desde los ocho años, secuela de unas fiebres mal curadas; así que pensó que no tenía nada que perder. Después de la “hazaña” su fama de autor maldito recorrería todo el país y sus cuadros, por fin, serían apreciados en su justa medida. ¿Qué tenía Van Gogh que no tuviera él? “Guardaré la oreja en la nevera e invitaré a grandes personalidades de la cultura a que vengan a admirarla”, le dijo a Moshe, que era el nombre del labriego. Éste se encogió de hombros, alzó la hoz y cortó la oreja de un tajo limpio.

Aunque la amputación resultó un éxito, el tiempo se encargó de arruinar las previsiones del pintor. Los galeristas seguían rechazando sus obras; su mujer, harta de sus extravagancias, lo abandonó; y sus hijos Yoshua y Lea, avergonzados, optaron por negarle el saludo. Era increpado por unos y otros; los niños le perseguían por la calle y entre burlas coreaban: “Mendel el loco, Mendel el loco”; el rabino alzó las manos e invocó al Todopoderoso pidiendo perdón por su “alma extraviada”; los acreedores le reclamaban a voces el pago de sus deudas. Por si fuera poco, un funcionario del juzgado le había amenazado con el desahucio. La palabra “idiota” estaba en boca de todos. Ante estos reproches, Mendel, con aire de no entender nada, se mesaba su larga y canosa barba y sonreía más feliz que nunca: Moshe, pobre ignorante, le había cercenado la oreja equivocada.

Francisco Rodríguez Criado, Siete minutos, La bolsa de pipas, Mallorca, 2003.

Comparte esto, por favor

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.